Por Germán García Niño y Luis Fernando Molina Londoño
El martes 10 de junio de 2003, la policía desalojó a la fuerza a los empleados de Telecom. Martha Elizabeth Garavito Suárez solo pudo tomar sus cosas personales. El gobierno de Uribe había liquidado la estatal y emblemática empresa de telecomunicaciones creada en 1947 cuando la nación decidió organizar la propia, siguiendo el ejemplo de Bogotá que había creado la suya en 1940. En esos “buenos términos” no solo finalizaba la empresa sino su vida laboral en Telecom.
Cuando terminó su pregrado en lenguas modernas (1984) en la Universidad de los Andes, decidió empezar una maestría en lingüística en la Universidad Nacional. Aunque terminó materias, no se pudo graduar porque no hizo la investigación de la tesis. En esa época se presentó a una convocatoria en Telecom e ingresó en julio de 1986, como operadora o “telefonista” de larga distancia internacional, gracias a que hablaba inglés, francés y alemán.
Pese a que la empresa ofrecía estabilidad laboral y que las operadoras internacionales tenían un mejor estatus, notó que los únicos con posibilidades de ascenso eran los ingenieros. Eso la motivó para estudiar ingeniería electrónica. Escogió la Universidad Distrital por su reputación y aporte a las telecomunicaciones, la radio y la televisión, toda vez que Bogotá con la Distrital y la ETB, marcaban la vanguardia tecnológica en el sector, desde 1940.
En 1988, inició su segundo pregrado. Para estudiar debió negociar sus horarios para trabajar en la noche. Debido a que el cargo de “telefonista” era considerado como riesgoso para la salud por la OMS, solo trabajaba en turnos de seis horas. Igualmente, dejó de dictar clases de lenguas en la Universidad Javeriana y en el Politécnico Grancolombiano para concentrarse en su carrera.
Ingresó a la sección de ingeniería, aunque con el mismo cargo y sueldo, dada la complejidad y rigidez burocrática de una empresa estatal. Hablar inglés le dio ventajas, porque pudo capacitarse y ponerse en contacto con ingenieros de todo el mundo, que los apoyaban cuando se presentaban fallas técnicas. Según Martha, fue una época interesante, porque llegó la fibra óptica a Colombia y se estaban instalando numerosos cables submarinos alrededor del mundo. El gobierno Barco (1986-1990) había puesto mucho empeño en este proyecto.
Por el nacimiento de su hija Laura en 1992, su carrera se alargó. Una vez graduada en 1995, se presentó y ganó –gracias a su título de ingeniería electrónica y experiencia laboral– un concurso abierto en Telecom para el cargo de ingeniero del área de Funcionamiento de Equipos.
Junto con grupo de ingenieros, la enviaron a Múnich (Alemania) en 1999, para recibir un entrenamiento intensivo de un mes en las instalaciones de Siemens. El objetivo era prepararse para afrontar el cambio de milenio, por el problema informático del año 2000 (Y2K).
A pesar de su exitosa carrera en Telecom, Martha recuerda algunos momentos dolorosos de la historia del país. El 18 de diciembre de 1986 no hubo prensa, ni radio, ni televisión, como forma de protesta por el asesinato de Guillermo Cano, director del diario El Espectador. Así mismo, recuerda el terremoto de Armenia el 25 de enero de 1999, que no solo dejó muertos y miles de damnificados, sino que destruyó las redes de comunicación de la ciudad. El país venía de superar las convulsiones del Proceso 8.000 y se adentraba en una profunda crisis económica con la debacle del UPAC cuando se dispararon las tasas de interés que dejaron muchas familias sin vivienda ni empleo.
La indemnización que recibió por el despido de Telecom, la invirtió en una fiduciaria y junto con otros exempleados de Telecom, fundaron la empresa de mensajería Coldelivery, en 2003. Querían aprovechar la red de contactos que tenían en todo el país. El problema fue que esa red de contactos no funcionó. Ellos tenían una mentalidad salarial, no emprendedora: tomar la caja del día a día del negocio para atender gastos personales y familiares. Decidieron entonces, contratar un gerente que conocía el sector de mensajería.
Como socia y a cargo de las finanzas de la joven empresa, decidió estudiar la maestría en administración en la Universidad de los Andes. Sin embargo, se preguntó si le gustaría dedicarse a gerenciar una empresa, una vez terminado el MBA. Concluyó que no. Decidió vender las acciones.
Cuando aún le faltaba tomar los cursos de finanzas, el profesor Luis Fernando Molina le ofreció ser monitora de su curso Empresariado en Colombia en 2005. Posteriormente sería monitora de sucesivos cursos de historia, junto a los de Organizaciones a cargo de Guillermo Otálora, quien también fue su director de mi tesis de MBA[1]. La reputación de Martha como excelente monitora atrajo el interés de Carlos Dávila y Gustavo González para ser monitora de Fundamentos de Gerencia.
Una vez graduada, el grupo de Historia Empresarial de la Facultad de Administración, la invitó a participar en el Seminario de Investigación en Historia del Mercadeo en Colombia[2], que ya se encontraba al final del proyecto sobre la trayectoria de Enrique Luque Carulla, pionero del mercadeo en Colombia. Investigar era una competencia que Martha no había podido desarrollar ni en los pregrados, ni en las maestrías y esta investigación le brindaba la oportunidad de completar esta formación[3].
Martha ingresó como empleada de planta a la Universidad de los Andes en 2011, como Asistente de Proyectos, cargo que antes había ocupado la antropóloga e historiadora Ana Milena Fayad, quien se marchó a México para hacer su doctorado. De esta forma, Martha se integró no solo al grupo de Historia Empresarial sino al segundo proyecto del Seminario de Historia del Mercadeo que concluyó exitosamente la investigación sobre Napoleón Franco y los estudios sobre comportamiento del consumidor en Colombia. Luego participó en la investigación sobre el Centro Nacional de Consultoría[4] y su líder y fundador, Carlos Lemoine, estudio que se viene haciendo, con el método y la base teórica propuestas en el esquema de análisis para estudiar historia de empresarios de Carlos Dávila[5]. Una vez pensionada, la meta de Martha es concluir este trabajo para publicarlo.
Paralelamente, Martha ha sido profesora, en diez oportunidades, de cursos de pregrado y posgrado en la Facultad de Administración. En co-teaching también ha estado a cargo de cursos con los profesores Adolfo Meisel, Molina, Dávila y Palacios. Ha hecho parte del equipo docente de Gustavo González a cargo de los cursos de ética. Con el mismo profesor G. González, escribió en coautoría un capítulo para el libro, Tendencias en la Administración: Gerencia y Academia, donde abordan el tema de gestión de lo público.
Asimismo, ha sido una docente clave en la Facultad de Administración para el diseño y ejecución de “Cursos E” en pregrado y posgrado (que enfatizan entre los alumnos, el desarrollo o mejoramiento de competencias de escritura), en coordinación con el Centro de Español de Uniandes. Docenas de monitores de pregrado se han beneficiado del entrenamiento brindado por Martha, en que pone toda su pericia y conocimientos en lingüística y lenguas. Con los profesores Carlos Dávila y Andrea Lluch ha prestado su permanente apoyo a sus cursos del EMBA. Al tiempo, brinda su eficaz y efectiva contribución a la organización o participación del Grupo de Historia Empresarial, en seminarios, conferencias y congresos dentro y fuera del país. En estos Martha también debutó como ponente presentando resultados de su investigación sobre el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), en lo cual cuenta con el apoyo del profesor Carlos Dávila[6]. Con los profesores Javier Durán y Luis Fernando Molina de la Facultad de Administración, y Andrés Álvarez de Economía, desde 2017 brinda su permanente asistencia para organizar y divulgar las convocatorias a las sesiones quincenales o mensuales del Seminario de Historia Empresarial y Económica. En la administración o manejo de cursos y eventos, logra poner en práctica aquello que fue a buscar en el MBA y que ahora aplica con la buena planeación y gestión de las actividades académicas. En esto se convirtió en maestra de sus antiguos profesores
Según Martha, el mayor aprendizaje con el Grupo de Historia Empresarial, además del conocimiento, es la “mística” del equipo, su disciplina, compromiso y respeto. Admira las cualidades de cada uno. Considera que Carlos Dávila, como su líder, es un “moldeador de profesores”.
Martha no extrañará madrugar para dictar una clase a las seis y media de la “madrugada”. En cambio, disfrutará una conferencia de historia empresarial, por el solo placer de aprender.
La vida de Martha no solamente es trabajo y estudio. Disfruta viajar con su hija Laura y conocer otras culturas, otras comidas, otras tradiciones. Desde hace varios años, hace parte de la comunidad católica de los Carmelitas Descalzos. El trabajo pastoral le da serenidad y poder explorar la humildad. La inspira a trabajar con los demás y a aceptar la vida como es. Le ha enseñado que, aún en la adversidad, hay cosas positivas. Como esta pandemia, que ha sacado lo mejor de la gente.
Martha es bogotana, nació en 1963, tiene dos hermanos y hace parte de la familia que lidera una mujer independiente y trabajadora, quien se esforzó en educar bien a sus hijos cuando el padre decidió marcharse del hogar. Martha está separada y es madre de una hija que decidió ser artista y escritora. Ya ganó un reconocido premio de poesía de la Casa Silva.[7] En junio de 2020 terminó su maestría en Estados Unidos y allí también empezara su doctorado, invitada a hacerlo por una de sus mentoras del postgrado. Ella se declara una mujer feliz, y más ahora, que estará pensionada. Tendrá más tiempo para la lectura y los viajes, la misma afición que comparte con su madre y con su hija. Dice que se siente privilegiada de terminar su vida laboral en la Universidad de los Andes, porque esto le dará libre acceso a los miles de libros que contienen sus colecciones.
Martha encarna esa nueva generación de mujeres colombianas de clase media, dueñas de una completa educación profesional de alto nivel, capaces de estudiar, trabajar, apoyar proyectos sociales y asumir la crianza de hijos, todo en forma simultánea. Como personas multifuncionales, polifacéticas, multitarea y orientadas al logro, tal vez perciben y son más conscientes que otros, de la existencia de discriminación hacia las mujeres, especialmente en el mundo laboral. Sin embargo, eso no les impide superar todas las barreras que se superponen para alcanzar independencia económica y profesional. Después de terminar su pregrado en Lenguas Modernas en Uniandes, Martha regresó veinte años después a la Facultad de Administración de su alma mater. Una nueva etapa de 15 años en Uniandes, primero como estudiante de postgrado y luego como empleada de planta. Por fortuna, esta vez no tendrá que salir a prisa de su trabajo como ese martes de junio de 2003, sino aplaudida por colegas y amigos que reconocemos su profesionalismo y virtudes personales, que tanto la motivan a trabajar con los demás.
Gracias Martha por todo lo que has dado a la Facultad de Administración y al grupo de Historia Empresarial en estos quince años.
Germán García Niño escribió este artículo con base en dos entrevistas a Martha Garavito y conversaciones telefónicas con el profesor Luis Fernando Molina. Bogotá, junio de 2020.