Los seminarios de investigación de la Facultad de Administración, o el Ágora, son uno de los puntos de encuentro más importantes para la socialización de estudios y proyectos. Este espacio busca fortalecer la misión de generación de conocimiento de la Facultad y es un encuentro académico donde la comunidad de investigación se reúne para recibir retroalimentación y compartir la investigación tanto de forma interna como externa. Recientemente, Andrea Lluch, profesora de la Facultad, presentó su proyecto de investigación “Trademarks registration, Brands and the Development of Marketing Knowledge in Colombia, 1890–1930” en donde socializó sus hallazgos sobre qué características presentó el régimen de registro de marcas de Colombia entre 1887 y 1930, y cómo los procesos jurídicos, institucionales y económicos influyeron en el registro, uso y adopción de marcas por parte de empresas y empresarios, tanto extranjeros como locales.
Este estudio hace parte de una serie de pesquisas donde se han analizado otros países de la región latinoamericana. Por esto, explicó la profesora Lluch, se cuenta con cifras y datos para realizar comparaciones entre los distintos sistemas comerciales y entender cómo se ha comportado el registro de marcas y patentes constituyendo una voz alterna a la ‘meta narrativa occidental’ que ha predominado en la región.
Si bien la presentación de la profesora se centró en Colombia, la constante referencia a otros países fue de gran apoyo para ilustrar su estado y evolución. Según describió, Colombia presenta – junto con Bolivia y los países del Caribe – una de las menores tasas de registros en la historia latina, de carácter declarativo, y luego mixto, con un gran número de marcas extranjeras. No fue sino hasta 1920 que el país contó con una oficina específica dedicada al oficio de la propiedad intelectual que sufría de ineficiencias, errores administrativos y altos costos. Igualmente, la investigación detectó una alta concentración de gestiones de registro de marcas en unos pocos estudios de abogados, lo cual podría haber explicado bajos conflictos en esta etapa temprana, pero también menos asequibles para quienes no contaran con la asesoría legal y jurídica.
Para entender mejor el comportamiento y evolución del país frente al asunto, la profesora presentó algunas de las principales conclusiones a raíz de una base de datos construida por medio de 7500 registros de marcas comerciales. Un punto fundamental en su análisis fue el hecho de que los movimientos de los registros tienen correlación o relación con ciclos económicos (y crisis). Por ejemplo, el salto más pronunciado se produjo entre 1925 y 1929, lo cual se vincularía tanto con la consolidación del mercado interno (incluyendo un incipiente crecimiento industrial) como al aumento de las exportaciones de café, las que generaron condiciones económicas más favorables para la expansión del consumo y de prácticas como la publicidad y otras estrategias modernas de mercadeo, sostenidas además por un notable incremento de las importaciones.
Otro aspecto importante en la investigación fue que en Colombia, los primeros registros en los años finales de los 1880s (otorgados como patentes además, ya que no existía ley específica para marcas) no se hicieron inicialmente para proteger la propiedad intelectual o por motivos comerciales, sino por requerimientos del Gobierno Nacional sino como medida obligatoria para el pago de los impuestos (fábrica de cigarrillos).
Como se señaló, otro aspecto que llamó la atención fue que históricamente en el país se han identificado altas tasas de registros extranjeros: más del 75% provienen de empresas extranjeras, y entre ellas estadounidenses, alemanas, británicas o francesas; mientras que en estos países (desarrollados) tradicionalmente se ha limitado al 10% o menos la ‘cuota’ por parte de negocios foráneos. Lo anterior, expresó la profesora, demuestra un mercado muy abierto, y que el registro marcario extranjero estuvo más directamente asociado con los flujos de comercio internacional –y en particular con el consumo de bienes importados– que con la inversión extranjera directa.
Para finalizar su intervención la profesora compartió unos hallazgos relacionados a los segmentos económicos a los que principalmente pertenecen las industrias que más han realizado registros comerciales en el país. Farmacéuticas, empresas de bebidas y tabacaleras ocuparon los primeros tres puestos de la lista. Así mismo, según la base de datos, las empresas colombianas más activas y estables en Colombia han sido Coltabaco, Villamizar Hermanos, Compañía Nacional de Chocolates y Posada Tobón (actualmente, Postobón).
A manera de conclusión, la profesora expresó que la competitividad no debe medirse por solo una variable, y explicó que es importante revisar según el producto, industria o país.