Movilizarse para ayudar al otro, conseguir los recursos, articular esfuerzos y apoyar desde el conocimiento y experiencia propia también son formas de liderazgo. Por cuenta de la pandemia del COVID – 19, millones de personas alrededor del mundo se enfrentan a dificultades económicas, de alimentación, de salud, de educación, entre otras. Por lo cual, las alianzas y trabajos en equipo se vuelven la fortaleza más grande de los seres humanos, demostrando que colectivamente sí se pueden lograr cambios significativos.
Considerando las cifras del Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC) que revelan que 23,8 millones de personas en Colombia no cuentan con acceso a internet comparado a 21,7 millones que sí, se hace inevitable pensar que uno de los grupos que se ha visto ampliamente afectado por la crisis sanitaria han sido los estudiantes. Este segmento de la población, en su mayoría perteneciente a las instituciones estatales, tuvo que trasladar su día a día académico al hogar encontrándose con obstáculos como la falta de conectividad y dispositivos para tomar sus clases de manera online.
Ante este panorama, las acciones colectivas para ‘darle una mano’ a estos grupos en situación crítica han florecido en diversos ámbitos, espacios y esferas. Una de estas, ha sido la labor social adelantada por egresados del Executive MBA (EMBA) de la Facultad de Administración de los Andes, cohorte 2010-2012, quienes movidos por las ganas de ayudar se han unido una vez más para recaudar fondos y así apoyar a distintos colegios con infraestructura tecnológica en el país.
“La iniciativa surgió de manera colectiva. Desde el momento en el que iniciamos la maestría nos hemos mantenido unidos como equipo. Siempre hemos tenido un espíritu social y hemos liderado varias iniciativas. A raíz de la cuarentena, y de ver las limitaciones de niños y familias para acceder a las herramientas digitales nos movilizamos para encontrar ese apoyo”, expresa Guillermo García, Empresario y egresado EMBA.
Así mismo, comenta Ernesto Gutiérrez de Piñeres, Vicepresidente Digital de Ecopetrol y –también– egresado EMBA, que “la primera donación la hicimos a un colegio de Arjona donde había una gran necesidad por estos implementos de conectividad y acceso. Esto se convirtió en la primera ocasión donde donamos 15 equipos para los estudiantes”. Sin embargo, expresa que esta no es la primera vez en que el grupo se moviliza por causas sociales. Hace unos años, por ejemplo, ellos y sus familias se unieron con Techo haciendo parte del proceso de recaudo de fondos y de construcción de las casas.
De acuerdo a los integrantes del equipo, el dinero para las donaciones lo recaudan de sus propios bolsillos juntando los aportes que cada uno puede hacer a los diversos proyectos. Después, compran los elementos y ellos mismos se encargan de entregarlos. Hasta el momento han logrado donar un estimado de 60 equipos de cómputo y de conectividad, a colegios y niños desde Arjona (Bolívar), hasta Facatativá y Arbeláez, en Cundinamarca.
En cuanto a la logística, organización y gestión de las donaciones comentan que la ruta de aprendizaje ha sido una experiencia a todo nivel. Cada entrega ha tenido su propia metodología y cada caso ha sido diferente. Las necesidades, si bien se han basado en el mismo tema que es la tecnología, los aspectos propios de cada región y condición han hecho que como grupo deban ser asertivos.
Al hablar acerca de esos motivadores o incentivos que los unen como grupo Óscar Sánchez, Vicepresidente Técnico y de Proyectos de CENIT y egresado EMBA, comenta que “algo que nos une a todos es el sentido de responsabilidad social. Sabemos que somos privilegiados por los conocimientos, trabajos y oportunidades de educación que hemos tenido. Por eso, nos preocupan muchísimo las diferencias sociales que se están marcando en esta pandemia y los abismos que se están dando en acceso a la educación entre los estratos altos y bajos”.
Fotocopias que son repartidas en la vereda un mensajero en bicicleta, las tareas enviadas por whatsapp, los escasos recursos para pagar un plan de internet, o en su defecto la falta de cualquier alternativa para poder estudiar, han generado en este grupo un sentimiento de compromiso con los niños y su educación. “Esta situación de vulnerabilidad es nuestra mayor preocupación. Desde nuestra visión ética y privilegio actuamos aportando nuestro pequeño grano de arena”, comentan los egresados.