Esta lógica aumenta la brecha de acceso para emprendedores de regiones como el Pacífico colombiano que no cuentan con infraestructura y conectividad para competir en este ámbito. Sin embargo, hay líderes tenaces que están haciendo el cambio en estos territorios.
Frente este panorama, uno de los primero llamados es a cautivar a los inversionistas para que den una mirada al pacífico, una zona urgida de visión y acción innovadora. No obstante, los estudios revelan que en Colombia existe discriminación por motivo de etnia, género, clase social o preferencia sexual. Datos que alertan un panorama desalentador en la proyección de esta región, que persiste en avanzar con sus emprendimientos desde diversos enfoques.
En Latinoamérica, el entorno emprendedor es favorable y va en ascenso. En Colombia, por ejemplo, el volumen invertido en emprendimientos fue de US$910 millones de dólares en 2021, especialmente en el ecosistema tecnológico, pero solo se refleja en las grandes ciudades del país. Aun así, en la región del pacífico no hay un registro de cifras dadas las complejas circunstancias y el abandono estatal en el que han estado por décadas.
La academia juega un papel muy importante en el acompañamiento y desarrollo de herramientas para la evolución del emprendimiento. Recientemente, Diana Puerta, directora de la Maestría en Gerencia y Práctica del Desarrollo de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, en compañía de Martín González, investigador del Tech de Monterry y el Director de B-Academy del Sistema B, Ramsés Gómez, hicieron una investigación sobre cuál es el rol de la educación superior para fortalecer el emprendimiento en Latinoamérica.
Entre los hallazgos, sin lugar a dudas, está que la Educación Superior no cumple únicamente la función de formar y enseñar, también deben ser centros de conexión del ecosistema. «Para los emprendedores el ecosistema es fundamental. Los inversionistas de impacto deben conectar y conocer a los emprendedores. Se deben generar espacios de aproximación al esquema de incentivos y beneficios que ofrece la política pública para emprender. Facilitar información para vincularlos a Cámaras de Comercio, acercamiento a asesoría para quienes están iniciando, entre otros factores determinantes de conexión«, menciona la Directiva Puerta.
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Partiendo de esta realidad, existen emprendimientos que se han formado y fortalecido con los líderes del pacífico que cursan la maestría en Gerencia y Práctica del Desarrollo gracias a la alianza entre la Universidad de los Andes, la Fundación Manos Visibles y USAID. Hablamos con algunos de ellos y estas fueron las experiencias que compartieron sobre el impacto de sus emprendimientos con enfoque sostenible.
Jugos Masái, es el emprendimiento de Demerk Cuesta Y becario del MDP. Jugos Masái es además el primer Emprendimiento B Certificado del Pacífico colombiano (Sistema B). Son jugos hechos con frutas exóticas del pacífico. Trabaja con comunidades afro e indígenas, principalmente del departamento del Chocó, haciendo énfasis en la recuperación de la memoria histórica y ancestral. Su objetivo principal es ofrecerle al mercado nacional una alternativa de consumo de bebidas saludables diferentes a las tradicionales.
Cortesía jugosmasai.com
Desde el punto de vista empresarial, Demerk habla acerca de las condiciones que viven en todo el litoral pacífico para emprender. «Tenemos barreras comerciales, altos costos logísticos, dificultad al cumplir las exigencias legales. Muchas veces les exigen a los emprendimientos como si fueran empresas grandes y ya constituidas con alto volumen de ingreso”.
Cuesta también resalta la importancia de lo que aprende en la maestría, administración de empresas, acerca negocios, y la importancia de conocer los territorios. “Son herramientas importantes para mi empresa, contar con conocimientos especializados y oportunidades que solo brinda la universidad. Invito a todos los que desean emprender a formarse porque es un paso indispensable para lograr el éxito”.
A su turno, Waldis Natalia Conrado, cuenta que desde el curso: emprendimiento socioambiental -junto a su compañeros- iniciaron una idea innovadora. Como mujer afro lleva muchos años potenciando la música, cantos y bailes tradicionales de la zona desde la dirección de la Fundación Ancestral Juanchaco, de ahí, crea un emprendimiento con la necesidad conectarlo con el conocimiento de la academia.
Cortesía Fundación Juanchaco
Nace la idea de generar tres líneas de emprendimiento: gastronomía, bebidas ancestrales y cultura tradicional. «El objetivo es poder articular esta oferta de turismo cultural con grandes operadores en Uramba Bahía Málaga. Dar la suficiente relevancia para impulsar la dinámica económica a través de los pequeños productores”.
Uramba Bahía Málaga cuenta con más de 47.000 hectáreas de biodiversidad que los convierte en un atractivo turístico con mucho potencial. No obstante, no se había logrado que los pequeños productores tuvieran una participación económica relevante en esta zona. “Entramos a hacer un análisis para saber qué necesita esta oferta de turismo cultural y así, hacerla más atractiva de cara a los grandes empresarios”.
Otra de las estudiantes que nos habló sobre el impacto de su emprendimiento es Ana Lucero Oliveros. Menciona que su paso por los cursos de la maestría les hace una invitación a generar reflexiones sobre problemáticas sociales y cómo pueden buscar una salida a través del emprendimiento.
Con las mujeres de Bojayá -una zona bastante afectada por el conflicto interno del país- decidieron trabajar en la producción de jabones artesanales. «Pensamos en algo que la regrese a sus orígenes, que las conecte con la naturaleza, que sea sostenible. Decidimos – contra todo pronóstico- que el emprendimiento fuera en este lugar porque las mujeres quieren estar en el territorio para sanar. Crear jabones que no contaminen el medio ambiente es muy importante, las incentiva y las mantiene”.
En el aspecto social y su evolución, el papel que ha cumplido el enfoque de género en las poblaciones debe ser reconocido en el emprendimiento, menciona Lucero. “Las mujeres han sido fundamentales en la construcción de la sociedad. Muchas familias tienen madres solteras a su cabeza. Queremos que se empoderen económicamente y lideren emprendimientos, esto reivindica el valor de la familia y fortalece las comunidades”.
Los estudiantes coinciden en que uno de los factores más sobresalientes para impactar en el país con sus emprendimientos es el acompañamiento y las herramientas que les brinda su paso por la maestría. La visión innovadora y la ventaja de poner en práctica casi de inmediato sus conocimientos. Las regiones del país necesitan llamar más la atención del gobierno, las empresas privadas, los inversionistas y la academia para lograr avanzar en la transformación sostenible, a través del apoyo al desarrollo de emprendimientos en zonas como el pacífico.
Diana Puerta resalta que. “Desde la Facultad contamos con formación y además con el Centro de Emprendimiento -que fortalece la docencia, la investigación y la acción- para aportar al emprendimiento en todo el país, no solo en las ciudades principales, realmente el rol de la educación superior es incipiente”.