Ciudades sostenibles en el posconflicto
Por: Sandra Gutiérrez P.
“El camino hacia la paz solo puede sostenerse si se amplía la democracia en las áreas urbanas y se crean mecanismos de acceso universal y generalizado a las ventajas de la vida urbana para todos los sectores de la sociedad” dice Gerardo Ardila –antropólogo y exsecretario Distrital de Planeación de Bogotá- en el prólogo del libro Ciudades sostenibles en el posconflicto en Colombia: Cartagena, Bogotá, Medellín, Bucaramanga, que fue presentado el pasado 9 de agosto, gracias a la Fundación Friedich-Ebert-Stiftung del País -Fescol- y el Foro Nacional Ambiental, del que es presidente nuestro profesor emérito, Manuel Rodríguez Becerra.
El libro recopila algunas de las ideas expresadas en un ciclo de conversaciones sobre la sostenibilidad urbana en los inicios del periodo de posconflicto, como reto a la reflexión y evaluación de las políticas públicas pertinentes a este momento histórico. Durante los debates, desarrollados en cada una de las ciudades mencionadas, se ha hecho evidente la complejidad de la vida urbana y la urgencia de incluirla más allá del “horizonte agrario de los acuerdos logrados en La Habana”, como dice el mismo prólogo.
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Durante el conversatorio, moderado por el mismo Ardila, participaron Manuel Rodríguez, como presidente del FNA y Roberto Lippi, director de Hábitat para Colombia y Ecuador de la Organización de las Naciones Unidas –ONU-, lo mismo que varios investigadores, estudiantes y miembros de organizaciones interesadas, presentes en el auditorio.
Ante un público que superó el medio centenar, Rodríguez corroboró que “las ciudades no están explícitamente en el acuerdo de paz y por eso hay que mirarlas detenidamente para establecer las políticas públicas que pudieran caber de cara al posconflicto. Para esto hay que establecer una nueva agenda urbana”. Igualmente, dijo que “debe haber una lucha contra la segregación socio-espacial, que es una discriminación que genera conflictos y no permite fortalecer la democracia. Hay una invisibilidad de políticas públicas que implican discriminación”.
De la misma manera, destacó que “hay que pensar en las áreas metropolitanas, en la variabilidad del cambio climático en las regiones, el fortalecimiento de lo público, lo común y lo colectivo, a través de una clara política pública, pues actualmente hay una gran complejidad normativa con más de 160 normas que se superponen unas con otras y algunas son contradictorias, lo que abre la puerta a la corrupción”.
Así mismo, si bien el inicio del posconflicto no ha incidido de lleno en las ciudades, sí tiene un fuerte impacto en el medio ambiente, por eso “debe haber una revisión de los Planes de Ordenamiento Territorial en los municipios, lo mismo que en el Plan de Desarrollo Territorial, especialmente en el uso de las zonas periféricas. El mayor problema socio-ambiental es la ubicación de las comunidades en con alto impacto ambiental, lo que incrementa la vulnerabilidad”, expresó.
Para Roberto Lippi, de la ONU, “hay que incluir a las ciudades en la formación de la paz, y creo que hay una discusión pendiente tanto en términos de opinión pública como de políticas públicas”. Para él, no hay que olvidar que las ciudades son el epicentro del desarrollo regional y por eso hay que fortalecerlas pues no podemos pensar un desarrollo rural excluyendo a lo urbano”. Sin embargo, indica que uno de los principales problemas radica en que Colombia no reconoce sus territorios”.
Por eso, para Gerardo Ardila “Colombia está en un continuo aprendizaje. En las ciudades se percibe poca construcción de paz, porque ese proceso no ha tenido que ver con la cotidianidad de la gente. Hay que aumentar los procesos de legitimación, reconociendo que las migraciones por fines económicos son diferentes a las que se dan por episodios de violencia. La huella del conflicto tiene una caracterización especial (…) Por esotenemos que superar la política del miedo para practicar la política del amor”, puntualizó.
El tema seguirá siendo tratado en Montería, Pereira, Buenaventura y Florencia.