En el marco del foro Colombianas Poderosas 2017, realizado el 7 de marzo en las instalaciones de Uniandinos, Consuelo Cárdenas, profesora titular de la Facultad de Administración de Los Andes, participó con sus apreciaciones respecto a la mujer y su educación de estos tiempos. Reafirma su propuesta de trabajar en torno a la conciencia de género. Aquí sus respuestas:
¿Cómo enseñarles a las jóvenes que pueden ser ellas las líderes en todos los ámbitos y niveles que necesita el país?
Evidenciando que no es lo mismo ser hombre que ser mujer, que las expectativas sobre cada uno son diferentes y que se encontrarán con ventajas y desventajas por el hecho de ser mujeres. Conociendo esto, ellas pueden prepararse para ejercer el liderazgo con menos temores y menos desventajas y por ende con mayor libertad.
Es esencial contribuir al desarrollo de la conciencia de los jóvenes, mujeres y hombres, de su género, y en el caso de la mujer, de lo que conlleva ser mujer: mujer trabajadora, mujer líder, de las exigencias que trae su rol, de sus oportunidades y limitaciones, de la necesidad de que se asuman como mujeres, en la sociedad actual, para que no se llamen a engaño cuando crean que las van a tratar igual que a los hombres; porque no solamente somos distintas, con nuestras ventajas y limitaciones, si no que si no se reconocen las mutuas diferencias, se mantendrá la falta de equidad de género, sin apenas darnos cuenta (i.e. diferencias en cargo, salario, área de los egresados y egresadas).
Al fomentar el autoconocimiento para que podamos identificar por qué actuamos como actuamos, pensamos como pensamos, sentimos lo que sentimos, se pueden revisar y cuestionar, en la práctica, aquellos estereotipos que prescriben unas formas de actuar y de pensar para cada género, que excluye a cada uno de ciertos espacios y temas y que impone formas de ver que limitan la libertad, la posibilidad de escoger y la búsqueda de alternativas.
Sin embargo, como la educación sigue muy enfocada ante todo en la dimensión cognoscitiva (se cree que con saber es suficiente), y atiende muy poco la dimensión formativa, es poco probable que cambien las condiciones que mantienen la discriminación de la mujer a nivel educativo, laboral y social, porque no son del nivel de la información o del conocimiento sino que se requiere que las mujeres reconozcan su poder para liderar y los hombres lo vean como una contribución válida y no como competencia o como intromisión o alteración del orden establecido.
De allí la importancia dedespertar en niñas y niños la conciencia y la conciencia de género que les permita identificar las particularidades de su propio género, la validez de la diversidad y la importancia de la inclusión.
Esto requiere formar a padres y madres y a profesores y profesoras con conciencia de género, para que revisen y cuestionen sus propios estereotipos de género y las consecuencias que éstos tienen en la crianza y la educación y la responsabilidad de ser modelos de rol.
Jorge Matallana dice: [A la discriminación laboral] no se le da relevancia en ningún curso de la universidad, pero durante el trabajo me di cuenta de la dimensión de prejuicios inconscientes que se repiten involuntariamente por falta de discusión, y esos temas no son habituales en las conversaciones cotidianas, que es donde más se repiten esos patrones. (Comunicación personal, enero del 2016)
Se ven las mujeres colombianas a ellas mismas con la capacidad de liderar a nivel micro y macro?
A partir de la investigación realizada durante los últimos 15 años con mujeres en posiciones de la alta dirección de Colombia y Latinoamérica, y de los talleres realizados con mujeres profesionales, hemos encontrado que nuestras líderes no sólo son muy capaces sino que están cumpliendo la tarea de dirigir organizaciones en todos los sectores de forma exitosa. Y Colombia se destaca frente a los demás países de la región por sus índices de participación de la mujer en la alta dirección de las organizaciones, equivalente e incluso superior a países del primer mundo como Canadá, Francia y Gran Bretaña.
Ahora las principales barreras que encuentran las mujeres en su camino a la cima de las organizaciones son precisamente:
Estereotipos de género: por ejemplo, como las mujeres somos generosas, dadas a los demás, preocupadas ante todo por el bienestar de los otros, ¿cómo pedir algo para ellas: aumento salarial, o condiciones de trabajo equitativas?
Balance hogar-trabajo: les preocupa más que la discriminación salarial y el sufrimiento por atenderlo todo de manera personal o por no haberlo atendido. Esta barrera se mantendrá mientras la asignación de tareas por género siga como está.
Aceptación de su forma de ejercer el liderazgo: ejercemos con mayor frecuencia que los hombres un liderazgo participativo y de tipo transformacional: fomentamos el trabajo en grupo, en equipo, valoramos la contribución individual y nos interesamos por la vida de las personas.
La propuesta al respecto consiste en equilibrar en la educación la relación conocimiento – formación para que cada persona, mujer u hombre, como parte de su proceso educativo, logre:
- Identificar de manera consciente cómo mantiene y es víctima de los estereotipos de género
- Pueda optar por los roles con la mayor libertad posible, de forma tal que no asuma que le corresponde seguir la tradición
- Reconozca que no es lo mismo ser hombre que ser mujer y que cada uno tiene particularidades a respetar y validar
Desde la educación, ¿cuáles son las condiciones que podemos fomentar para tener más mujeres en las altas posiciones de poder?
Fomentar la conciencia de género en mujeres y hombres en todos los estamentos del sector educativo, para promover:
- Equidad en la participación de ambos géneros en todos los espacios, temas y materias
- Valorar las diferencias en las contribuciones
- Hacer conscientes a los maestros de su rol de modelos
- Cuestionar los estereotipos de género establecidos para que, por ejemplo, si una mujer es exigente no se la vea como agresiva y si un hombre es comprensivo no se lo vea como débil