Alrededor del tema de la sostenibilidad ambiental, se han identificado diferentes estrategias que se han convertido en líneas de acción para gobiernos, organizaciones y empresas. Un ejemplo de esto, son los Pagos por Servicios Ambientales (PSA), los cuales surgieron a finales de la década de los noventa – y en diferentes partes del mundo – como una herramienta de política pública para abordar la baja provisión de servicios ecosistémicos.
A diferencia de otros métodos, como los impuestos, que son formulados bajo el principio de que “quien contamina paga”, los PSA se basan en que, quien se beneficia, paga. Es decir, los PSA dan un incentivo económico a quienes proveen servicios ecosistémicos. Por este y otros motivos, como la mercantilización de la naturaleza, el desplazamiento de las motivaciones ambientales y la posible distribución inequitativa de los ingresos, los PSA son un concepto bastante disputado en la literatura – y en la práctica .
En este contexto, la profesora Lina Moros, quien hace parte del area de sostenibilidad de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, decidió llevar a cabo una investigación junto a sus coautores: Esteve Corbera, María Alejandra Vélez y Daniel Flechas. El artículo, titulado “Pragmatic conservation: Discourses of payments for ecosystem services In Colombia” tiene el propósito de identificar y revelar las ideas y discursos más populares acerca de los PSA en Colombia.
Entender la concepción de los PSA desde una perspectiva de discurso, es evidentemente una tarea interdisciplinaria. Teniendo en cuenta la teoría socio-constructivista, que afirma que la realidad se crea a través del lenguaje, el diseño de políticas y programas debe verse como algo que no es neutro y que no está libre de juicios de valor. Por más de que algo sea técnico, afirma la profesora, no significa que sea neutral.
El estudio, realizado a través de la metodología Q (q-method) permitió a los investigadores identificar tres discursos sobre PSA y afirmar que, definitivamente, el problema es más complejo de lo que parece.
Si bien los tres discursos son muy disímiles, explica la profesora Moros, se encontraron puntos de consenso sobre lo que éstos consideran no son los PSA. El único punto en el que estas tres posturas están de acuerdo sobre lo que sí son los PSA, es en que ayudan a corregir la asimetría entre quién asume los costos de conservar y quién se beneficia. Pues históricamente han sido las comunidades vulnerables las que proveen los servicios ecosistémicos (porque están conservando los territorios) pero no se benefician.
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