“Un factor importante a la hora de emprender es saber que uno va a fallar. El fracaso es parte del éxito” afirman Julián Torres y Santiago Aparicio, cofundadores de Fitpal, la aplicación que le permite a los usuarios geolocalizar gimnasios, clases de interés y agendar rutinas desde el celular.
Los egresados, de administración y economía (respectivamente), se han convertido en referentes, pues su negocio ha tenido una gran acogida y éxito en varias ciudades del país. Su participación en eventos, foros e incubadoras de emprendimientos los ha posicionado no sólo como empresarios, sino también como expertos. Han sido invitados a dar charlas, ser mentores y jurados de diversos foros y concursos, constituyéndose en ejemplos a seguir. La disciplina y la resiliencia han sido los dos pilares que han caracterizado a este equipo, permitiéndoles salir adelante para sortear los inconvenientes y hacerle frente a las crisis. Así mismo, su filosofía de rodearse de los mejores profesionales y expertos para conformar un gran grupo trabajo les ha permitido avanzar como negocio y proyectarse satisfactoriamente.
El camino hacia el éxito no es fácil, reconocen los cofundadores de Fitpal. Los obstáculos y situaciones angustiantes son constantes en el proceso y han hecho “tirar la toalla” a más de uno. No hay una fórmula mágica, ni se trata de tener millones de ideas, consiste en ejecutar. Torres y Aparicio han identificado que a pesar de las buenas intenciones y de las grandes ideas, quienes emprenden por “moda” o por “tendencia” están poco dispuestos a realmente actuar y a concretar sus esfuerzos en un negocio real. Inspirado en esto, Julián decidió escribir su libro “La estupidez colectiva”, llamando a una reflexión sobre la importancia de no caer en el facilismo por causa de la comodidad que encontramos en los avances tecnológicos. Según él, es importante “cambiar el chip” y no darse por vencido, pues para salir adelante con un emprendimiento se requiere de constancia, disciplina, trabajo duro y sobre todo, tolerancia. En este sentido, Santiago, agrega que nuestra sociedad no comprende la importancia de fallar y de cómo esa frustración hace parte fundamental en la solidificación del carácter de quien decide emprender, “los latinos somos emprendedores por naturaleza, el obstáculo es cómo nuestra cultura ve al fracaso. El problema no es querer ser emprendedor, sino el hecho de enfrentarse a eso, aquí nos da pena fallar”. Relata que en otros lugares del mundo como el Silicon Valley de California (Estados Unidos), ocurre lo opuesto, pues se juzga fuertemente a quienes aspiren a programas e incubadoras de emprendimiento sin tener experiencia con el fracaso.
Aunque su libro está dirigido al público general, Julián considera que puede llegar a ser de gran utilidad para los estudiantes que están proyectándose y soñando con ser emprendedores. Afirma que su texto puede complementar, de alguna forma, los contenidos vistos en clase, pues retrata de forma honesta las situaciones que experimenta una persona en la consolidación de su proyecto. A lo largo de los capítulos comparte consejos basados en su propia experiencia e invita tanto a jóvenes como adultos (que se consideran muy viejos para emprender) a salirse de su zona de confort para empezar a ejecutar cuanto antes.
Sin duda, Santiago y Julián son el reflejo de trabajo duro y esfuerzo. Su gran disposición para compartir experiencias y aprendizajes es el reflejo de una filosofía de vida que gira en torno a la humildad frente a la socialización del conocimiento. La Facultad no sólo agradece este espacio de conversación, sino que también le desea a este gran equipo los mejores éxitos con las proyecciones que tienen para su emprendimiento.