El programa MD-MBA ofrece a los estudiantes de medicina de la Universidad de los Andes aprender de administración durante los últimos años de pregrado de Medicina y, después de adquirir alguna experiencia profesional, obtener el MBA (Magister en Administración). Con siete años de funcionamiento, está dinámica ha permitido una integración entre la profesión médica y la aplicación de los conceptos de administración en el sector de la salud, con el propósito de asegurar una adecuada administración de las entidades de salud, promover el emprendimiento médico y desarrollar las competencias para mejorar la eficiencia y el desempeño de este importante sector.
Camilo Arenas es uno de los egresados de este programa y ha compartido con nosotros su experiencia.
“Pero entonces, usted no es médico…”, es la frase que me repiten una y otra vez cuando me preguntan a qué me dedico. Inclusive colegas y estudiantes de medicina se sorprenden cuando desde la gestión estratégica, el análisis de proyectos y la innovación en servicios de salud, les respondo: Sí, soy médico y sí ejerzo la medicina, una medicina no clínica.
“Ah, ah,” suelen ser las siguientes palabras. “Pero¿por qué estudió medicina?, ¿no es una ruta muy larga para llegar a la administración?” Y efectivamente llevo la mayor parte de los últimos 10 años de mi vida estudiando. Si hoy pienso en cómo han sido estos años, realmente han estado llenos de grandes experiencias y de la posibilidad de compartir con múltiples personas de diversos orígenes, intereses y formaciones.
En 2006, cuando estaba a punto de graduarme del colegio, comencé a tener algunas charlas informales con profesores y amigos. La mayoría de éstas no quedaban en nada, e incluso recuerdo vívidamente a alguno de ellos que tildaban de absurdo mi dilema. En ese momento, y por recomendación familiar, fui a entrevistarme con un empresario con amplia experiencia en el mundo de los negocios para hablar sobre esta duda. Cuando le dije que estaba ahí para que me ayudara a entender si estudiar administración de empresas o medicina, no supo por dónde empezar a responder, pues no entendía ni porqué estaba formulando la pregunta.
En ese momento, tuve la oportunidad de asistir a una reunión informativa sobre la recientemente creada Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, y fue un momento de gran tranquilidad cuando me explicaron que sería la primera Universidad en ofrecer un doble programa entre Medicina y Administración– MD-MBA. Cuando mencionaron esto, y de cómo la Facultad estaba pensada para incorporar a médicos que quisieran explorar y potencializar los diferentes campos de acción del rol del médico desde la pluralidad de la Universidad, supe que iba a estudiar ahí.
No les diré que es un camino fácil. Las dos primeras clases que tomé en el MBA fueron contabilidad y estadística. Recuerdo que, para ese momento, en noveno semestre de los doce de medicina, estaba en rotación de ginecología entre el Hospital Universitario de la Fundación Santa Fe de Bogotá y el Instituto Materno Infantil. Pasaba los días analizando la fisiopatología del embarazo, las tardes cuadrando balances y flujos de caja y, cada cuarto día, la noche en la sala de partos recibiendo niños al mundo.
Un camino largo sin duda. Pero no fue sino al entrar a trabajar con el entonces Director Corporativo de la Fundación Santa Fe de Bogotá que empecé a darme cuenta de lo valioso que había sido pasar noches enteras de la mano de residentes y enfermeros en la cabecera de la cama de un paciente agonizando, o atendiendo dolores en urgencias y al mismo tiempo, poder hablar el lenguaje de los modelos financieros, la estrategia organizacional y los planes de mercadeo. Me he movido entre estos dos mundos sintiéndome dichoso de poder construir cada vez más puentes entre ellos.
El hecho de haber cursado el MBA no sólo me ha permitido contar con habilidades técnicas para desarrollarme laboralmente. Quizá más importante, durante el MBA el trabajo más arduo que realizamos han sido las habilidades blandas. Esto me han permitido trabajar mejor en equipo, comunicarme de una manera más efectiva y, cuando he tenido la oportunidad, liderar equipos de manera consciente. Cursar el MBA en la Universidad de los Andes es mucho más que un reto académico para aprender o mejorar las capacidades para administrar, nos invita a desarrollar nuestras capacidades para liderar nuestro futuro.
Hoy tengo la gran fortuna de ser doblemente Uniandino, primero médico y luego tener un magister en Administración (MBA). A veces cuando alguien me dice: “Pero entonces, usted no es médico…” me siento tentado a simplemente -y por facilidad- a responder que no, pero siempre me tomo el tiempo de decir que sí y explicarlo. Porque sí soy médico y trabajo continuamente con la claridad de abordar la administración en salud de la manera que me enseñaron en la Facultad de Medicina, centrada en el paciente.